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Suelos del Delta del Río Orinoco. Comerma y Mogollón

Comerma, J y Mogollón, L.F (1994). Suelos del Delta del Río Orinoco. Suelos de Venezuela. Editorial Palmaven. Caracas.


Suelos del Delta del Río Orinoco 

El área se encuentra por debajo de los 10 m.s.n.m., presentando temperaturas promedio anuales superiores a 26 ºC y precipitaciones anuales promedio que oscilan entre 1260 mm en Morajuana. El régimen anual de precipitación tiende a ser bimodal, estando los valores máximos en los meses de junio, julio, agosto para luego tener una disminución en el mes de septiembre y de nuevo aumento en los meses de octubre a diciembre. El período seco se sucede febrero a abril, siendo mayo un mes transicional.

 

El área en general, es un medio de acumulación reciente (holoceno). Durante la última transgresión marina (avance del mar sobre el continente), el ascenso del nivel del mar causó un rellenamiento con arcillas marinas; localmente entremezcladas con turba y con sedimentos fluviales especialmente en el delta superior, donde es mayor la influencia del río Orinoco.

 

Las pendientes son muy bajas, menores a 0,5 %. Las crecidas periódicas del río Orinoco, las oscilaciones de la marea, los excesos de agua de lluvia y la topografía plana, determinan condiciones de saturación hídrica total o parcial en casi toda la planicie.

 

La vegetación es un reflejo de las condiciones ambientales y es un factor de formación de suelo muy importante en estos medios de topografía plana; interviniendo en los procesos de sedimentación, tanto por la producción de material orgánico, como por servir de freno a la sedimentación fluvial o marina.

 

En función de la importancia que tenga la sedimentación fluvial, en relación a la disposición del material marino y al desarrollo de los materiales orgánicos (turberas), se van a desarrollar diversos tipos de suelos, con sus diferencias ocasionadas por la clase de material presente en los distintos paisajes, que constituyen esta planicie fluviomarina.

 

Los suelos minerales ocupan aproximadamente el 75 % de la superficie deltaica y de acuerdo al origen o procedencia del material, se pueden clasificar en dos tipos principales: los derivados de la sedimentación fluvial y los que se han desarrollado sobre un substrato marino. Los suelos orgánicos ocupan el 25 % del área restante.

 

Suelos derivados  de material fluvial: El proceso inicial de desarrollo pedogenético de los suelos comienza una vez que existen condiciones de aereación, que permiten el inicio del proceso inicial de maduración del suelo. Se suceden algunas transformaciones físicas (desarrollo de estructura, grietas, etc.), y transformaciones químicas (oxidación). En estas áreas prevalecen las condiciones de hidromorfismo y la evolución del suelo escasa, predominio suelos del orden Entisol (Aquent y Fluvents) e Inceptisol (Aquepts y Tropepts). (Foto 17).

 

Los suelos ubicados en las posiciones topográficas más bajas del paisaje (cubetas y napas bajas), presentan una masa de agua fluctuante, que da origen a fenómenos de óxido-reducción, reconocibles en el campo por los moteados grises con manchas pardas y/o amarillentas presentes en los primeros 50 cm. del perfil. El contenido de carbono orgánico es generalmente superior a 0.2 % a profundidades menores de 1.25 m., dando origen a suelos del orden Entisol (Fluvaquents).

 

Suelos derivados de material marino: Estos suelos ocurren donde la sedimentación marina es la predominante y la sedimentación fluvial es mínima a no existe; lo que ocasiona que la arcilla marina sea el material parental predominante. Las características químicas y mineralógicas de estas arcillas pueden variar de acuerdo a los contenidos de pirita (FeS2) y a la predominacia de determinado tipo de arcilla (clorita, glaucomita, etc.), que actúan como agentes neutralizantes de la acidez que se forma al oxidarse la pirita. Esto determina que los sedimentos marinos tengan diferentes potencialidades para desarrollar suelos clasificados en los órdenes Inceptisoles (Sulfaquepts y Tropaquepts) y Entisoles (Sulfic Fluvaquepts) (Foto 18). Estos suelos presentan pH muy ácidos, menores a 3.5, los cual produce liberación de aluminio a la solución de suelo, presentándose niveles tóxicos para casi todas las plantas (Coplanarh, 1976).

 

Suelos Orgánicos: Estos suelos ocupan el 25 % de la región deltaica. Predominan en el delta inferior donde no llega ningún tipo de sedimentación mineral, acumulándose entonces la materia orgánica en forma de turba. La alteración de este material es baja, pues sufre pocos cambios físicos, químicos o biológicos y el espesor aumenta por las continuas adiciones de material orgánico, formándose suelos orgánicos (Histosoles).

 

Si se presentan altos contenidos de material fibroso y pH generalmente ácidos (pH<4.5), los suelos se clasifican en Tropofibrist. Con La presencia de agua marina o salobre se forman, cuando son drenados, suelos de pH muy ácidos (<3.5) y se clasifican en Sulfihemist.

 

En cuanto al potencial agrícola del delta, (suelos minerales) en general es bajo; ubicándose los suelos con mayor vocación agrícola en el delta superior, donde ha predominado la sedimentación fluvial. La planicie deltaica media y baja tiene en su mayoría un substrato de origen marino, generalmente con altos contenidos de pirita; esto quiere decir que son suelos potencialmente sulfáticos ácidos. El problema se agrava a medida que dicho substrato está más cerca de la superficie, y si las áreas se drenan con el fin de hacer un uso más intenso de la tierra, se pueden formar los suelos sulfato-ácidos. La falta de drenaje y las texturas son dos factores que contribuyen también a empeorar el problema.

 

Los suelos orgánicos tienen bajo potencial agrícola debido al pH ácido de las turbas, y a los fuertes problemas de drenaje y/o a los altos contenidos de pirita. (Coplanarh, 1976).

 

En la figura 12, se muestra un corte diagramático del delta del Río Orinoco, donde aparece la parte apical, el delta medio con un basamento de la formación Mesa y de delta inferior con un material subyacente constituido por arcilla marina sulfurosa, donde s presenta los suelos sulfato ácidos (cat clay) al drenarse el suelo. En la superficie de esta parte del delta se acumula la turba.

 

 

Suelos de Montaña

 

Consideraciones Generales

 

Los suelos de las regiones montañosas son generalmente superficiales, ácidos, infértiles, rocosos y con poco desarrollo pedogenético. Es común en esos ambientes encontrar suelos con diferentes etapas en su desarrollo pero bajo una estrecha proximidad.

Esta característica es diferente a la que se observa en las planicies aluviales, donde existe una variabilidad natural escasa y hay grandes unidades de suelos contiguas de naturaleza similar. La gran diversidad de los paisajes montañosos crea un sin número de microambientes heterogéneos, que presentan condiciones particulares contrastantes.

 

Los factores formadores de suelo están siempre interactuando unos a otros y el grado de intensidad y la combinación como actúan, determinan el tipo de suelo que se forma en estos ambientes accidentales.

 

El clima ejerce su principal acción sobre el desarrollo del suelo a través de la temperatura, la precipitación.

 


 
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