En la región del Sur del Guárico y en el Estado Apure existen dunas longitudinales en las que BERTHOIS y ROA (l971) Y ROA (1973) comprobaron un origen eólico. Las dunas están parcialmente enterradas por aluviones holocenos y en períodos de inundación constituyen el único terreno seco en medio de las zonas cubiertas por el agua y zonas pantanosas, condición que facilita su estudio en imágenes de LANDSAT-1 en la banda infrarroja (TRICART,1974,p.143). En las imágenes la orientación de las dunas es muy nítida, mientras que en el terreno y aún desde avión a baja altitud es indiscernible; las dunas son longitudinales, con una dirección que varía de N 45°E en el oeste a N 300E en el noreste de la región (Fig. VI-105); esta disposición corresponde a la de los alisios del mes de Enero en época seca.
En la reglón más subsidente las dunas están profundamente enterradas en el aluvión holoceno emergiendo sólo las de mayor tamaño, como es la región inmediatamente al Sur del río Capanaparo. Se hacen más visibles hacia el este, donde la sedimentación reciente es menos abundante y hacia el
sur, donde las dunas ocupan un mayor campo en el paisaje, por estar sobre el borde de la zona subsidente. A lo largo del Meta el campo de dunas es nítido y poco enterrado, algunos cursos de agua se pierden en las arenas durante la sequía y probablemente eso mismo ocurría con el Meta en el Pleistoceno superior. Más al sur hacia Colombia las dunas escasean porque se sale de la zona subsidente para entrar sobre afloramientos del Terciario Superior. El límite meridional de las dunas es de 5 o 20' N de latitud y 70030'0 de longitud, unos250 km al SO de Puerro Carreño; TRICART (1974) p. 150) señala que este límite no es climático sino fisiográfico.
Durante períodos del Pleistoceno no hubo aportes sedimentarios considerables a todo lo largo del piedemonte andino, incluyendo deslizamientos de tierra flujos torrenciales y flujos de barro que esculpían los empinados contrafuertes andinos. Estos sedimentos fueron esparcidos hasta muy lejosde la rnontaña por cursos de agua con canales anastomosados. Los materiales, gruesos al pie de Los Andes, exhiben una disminución de tamaño que llega a un modo arenoso a cierta distancia aguas abajo y más lejos aún llega a ser limoso. Estos caracteres granulométricos regularon la acción eólica (TRICART, 1974, p. 148) Y sólo fueron eficaces a expensas de materiales arenosos que predominaron sobre cierta extensión de los cursos de agua y a distancias variables en cada caso. Las condiciones áridas del Pleistoceno superior fueron responsables del traba]o escultor del .campo de dunas del Estado Apure, a expensas de arenas derivadas de las cordilleras. En un estudio edafológico de COMERMA y LUQUE (1971, en BERRERA Y HEURTEBlSE, 1974, 82) se había postulado que el cuarzo de las dunas del Estado Apure era procedente de la, Formación Mesa en los llanos orientales, ya que esta se encuentra alineadaen la dirección del viento y existendunas esporádicas y con morfología eólica en la zona intermedia en el Estado Guárico (.Fig. VI-105 ). HERRERA y HEURTEBISE (1974) aplicaron un método de análisis de elementos traza en el cuarzo por activación de neutrones para resolver el problema planteado sobre el origen del cuarzo en las dunas del Estado Apure. Este nuevo estudio permitió establecer que la arena del campo de dunas del Capanaparo está formada por cuarzo con un patrón de elementos traza característico, muy diferente al del cuarzo en la Formación Mesa (HERRERA Y HEURTEBlSE, op. cit., fig. 4 y 5). Muestras de las dunas aisladas en el Estado Guárico mostraron un cuarzo distinto al de los dos grupos, indicando una derivación andina tal como la propuesta por TRIC/RT (op. cit.).
El campo de dunas del Capanaparo es evidencia del deterioro climático del Pleistoceno superior, que TRICART (op. cit., p. 157) analiza como sigue: las acciones eólicas de los llanos se deben a los vientos alisios y las dunas se formaron probablemente durante la época seca: invierno del hemisferio norte.
En nuestros días la región sufre períodos de sequía, pero la cobertura vegetal es suficientemente densa para impedir una acción eólica importante. Es necesario admitir, entonces, que cuando las dunas estaban activas la sequía fue mayor, principalmente por el hecho de un mayor distanciamiento, escasez
e irregularidad de las lluvias en la región. Esto no era incompatible con tormentas esporádicas en el centro y sur de los llanos occidentales de Colombia y contra la cadena andina, donde pudieron haber sido acrecentadas por efectos orográficos.
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