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Los módulos de Apure. Un laboratorio natural

LOS MODULOS DE APURE. UN LABORATORIO NATURAL.

Nelson Otero- Marynes Lugo.

 

El estado  Apure es en la actualidad un laboratorio natural, en donde se experimenta un novedoso sistema: una red de diques o módulos, cuyo objetivo inicial fue el de establecer un control al devastador ciclo inundación-sequía que azota la región. Sin embargo, hoy por hoy, el programa tiene alcances mucho más complejos y su objetivo final es lograr el desarrollo integral del Estado.

  Pero antes de hablar de los módulos, vamos a ubicarnos dentro del contexto geográfico.

LOS LLANOS.

Los llanos venezolanos se encuentran distribuidos entre los estados Guárico, Cojedes, Anzoátegui, Apure, Barinas, Portuguesa, Monagas, Bolívar y parte de los territorios Federales. Ocupan una extensión de 275.000Km.2, (25% del territorio nacional) y el relieve de sus tierras va descendiendo desde 200mts. De altitud, hasta el nivel del mar, en su mayor descenso. Es precisamente esta diferencia de altitud, lo que permite dividirlos en llanos altos y bajos llanos, distinguiéndose además los llanos orientales y la llanura deltaica. Los suelos llaneros son pobres en calcio, fósforo y nitrógeno y en consecuencia no muy aptos para las actividades agrícolas. El paisaje esta dominado por la sabana tropical gramiforme, es decir, grandes extensiones cubiertas por una vegetación gramínea, que constituyen, en su mayor parte, alimentación para el ganado. En la región crecen también algunas especies arbóreas, y suelen encontrarse pequeños bosques aislados, - las conocidas matas llaneras – así como otros biotopos: esteros, bancos, morichales, bosques de galería, palmares, etc.

 

SEQUÍA-INUNDACIÓN: UN CICLO CONSTANTE.

La característica climática más resaltante en los llanos, es un ciclo bien definido de lluvia y sequía. El período lluvioso se extiende de mayo a noviembre, y es particularmente fuerte entre los meses de junio y agosto. La sequía, por lo general, se padece de diciembre a abril. En estas regiones, nada escapa, al subir o bajar las aguas, y la vida debe desarrollarse supeditada a este ritmo. El clima, el suelo, la fauna y el hombre mismo, se moldean según la falta total o el exceso del vital liquido.

Este ciclo, sin embrago, no afecta a toda la región por igual; así tenemos que en los altos llanos, el problema comienza con la sequía, mientras en los bajos, viene con las lluvias y las inundaciones. Veamos porqué.

Durante la estación lluviosa, el agua que cae en los altos llanos, por el pequeño desnivel, drena más fácilmente, pero a medida que llega a los bajos llanos se va represando, causando estragos las inundaciones. Si bien los altos llanos sufren con menor intensidad los efectos de las inundaciones, al llegar la sequía, sus tierras y pastizales se secan más rápidamente, puesto que el nivel de los ríos baja y al no existir obstáculos que retarden el escurrimiento, la sabana se desagua rápidamente. Por el contrario, en los bajos llanos el agua represada de las inundaciones permite conservar la humedad y así los pastos se mantienen frescos hasta muy avanzada la sequía.

Hay que aclarar, que la causa principal de las inundaciones en los bajos llanos no es el desbordamiento de los ríos, como se pensaba hasta hace poco. Aquellas se producen al conjugarse una altísima caída pluviométrica, con el escaso desnivel que presenta la región, lo cual dificulta el drenaje hacía los ríos y depresiones. A esto se une el que los ríos, debido también a la abundante precipitación, elevan su nivel y oponen resistencia al drenaje natural de esta enorme masa de agua, ya de por si lenta por la escasa pendiente. Es entonces cuando comienza a acumularse, anegando grandes extensiones, a lo que se le suma el desbordamiento de los ríos.

APURE. LA REGIÓN MAS AFECTADA.

 

Una de las regiones que padece con mayor rigor las consecuencias de este ciclo de inundación y sequía, es el estado Apure, donde su principal actividad económica, la ganadería, viene sufriendo un progresivo proceso de deterioro.

Bien podríamos decir, que la ganadería apureñas oscila entre una época de vacas gordas y otra de vacas flacas. Durante la estación lluviosa, existen abundantes pastos y el ganado aumenta de peso. Pero al llegar la sequía, los pastos maduran, se vuelven leñosos y muy pobres en nutrientes, lo que determina el enflaquecimiento del ganado. Al mismo tiempo, desaparecen las fuentes las fuentes que sirven de abrevadero a los rebaños, y estos se ven obligados a refugiarse en los veraneaderos, en busca de agua, alejándose así de sus lugares de pastoreo. Esta migración ocasiona el sobrepastoreo, en las áreas donde se concentran, lo cual significa una gran pérdida de energía debido a las grandes distancias que deben recorrer, trayendo, como consecuencia, pérdida de peso y un elevado índice de mortalidad.

Estos efectos del clima sobre la ganadería, se ven acentuados por los rudimentarios y primitivos métodos de producción que tradicionalmente han utilizado los productores apureños. El sistema de explotación empleado es el extensivo, es decir, a sabana abierta, donde la mayoría de los fundos o hatos carecen de cercas, corrales apropiados y otras instalaciones, dificultando un mejor aprovechamiento de los pastos y el cuidado y mejoramiento del ganado. En general, la alimentación es a base de pastos naturales, por cuanto los cultivados son muy escasos y los suplementos alimenticios no se usan.

Asimismo, la falta de control sanitario adecuado de los rebaños, determina que los agentes patógenos, productores de enfermedades parasitarias e infecto-contagiosas, como la Brucelosis, proliferen y constituyan un factor limitante en la productividad de los rebaños.

LA POTENCIALIDAD APUREÑA PARA LA EXPLOTACIÓN GANADERA.

 

En la actualidad, el país tiene una demanda creciente de proteínas rojas, por lo cual estamos obligados a incrementar su producción, mediante el establecimiento de sistemas adecuados de cría y la incorporación de tierras que, hasta el momento, están siendo sub-utilizadas. En este sentido, el estado Apure ofrece muchas posibilidades puesto que posee grandes extensiones, muy adecuadas para la explotación ganadera.

Sin embargo, la recuperación de estas tierras en el alto Apure, con propósitos de explotación pecuaria, requiere, en primer lugar, controlar las condiciones extremas de inundación y sequía, para así establecer un adecuado equilibrio hidrológico. Mediante este control y la implementación de técnicas apropiadas, aumentaría en alto grado su aprovechamiento incrementándose así la productividad ganadera.

 

UNA SOLUCION: CONSTRUIR UNA RED DE DIQUES.

En 1967, el Ministerio de Obras Públicas inicio una investigación preliminar, con el fin de obtener información respecto al estado Apure, para establecer un plan de control de aguas y recuperación de tierras en la región.

Ese primer estudio y otros posteriores, permitieron establecer que la actividad ganadera en Apure se ve afectada, con mayor intensidad, por los largos períodos de sequía, pues privan al ganado de pastos, muriendo en consecuencia de hambre. En cambio las inundaciones, solo ocasionalmente alcanzan niveles que imposibiliten la sobrevivencia. Precisamente, durante la estación lluviosa es cuando se dispone de buenos pastos, y los mejores crecen las zonas inundadas, los bajos y los esteros.

Sobre la base de estas conclusiones, y después de analizar diferentes alternativas, prevaleció la idea de crear un red de diques de tierra compactada, de poca altura, dispuestos perpendicularmente a la pendiente y que permitan detener el drenaje del Alto Apure, formando así embalses no muy profundos, de modo que pudieran controlarse las inundaciones en el bajo Apure y garantizar agua y pastos frescos en la época seca.

Tomando en consideración que en Apure los cursos de agua corren mas o menos paralelos, dando lugar a una amplia planicie interfluvial, se pensó que la red de diques debía construirse en esta área, con lo cual se interceptaban los pequeños caños, controlando sus aguas y dejando libres los principales. Se previó que su funcionamiento debía procurarse solamente con el agua caída sobre las sabanas que forman los embalses o módulos, como se les ha llamado, para garantizar la demanda durante la época seca, a la vez que preservaba un área no anegada en la estación lluviosa, para reposo del ganado.

CÓMO FUNCIONAN LOS MÓDULOS.

En términos generales, las estructuras hidráulicas que componen el modulo son: los diques, para detener el agua, las compuertas para la operación de desagüe y los aliviaderos, para controlar el nivel máximo.  Como los diques son de poca altura – no llegan a superar 1.40mts. --, y los embalses de poca profundidad, para construir una base adecuada no se requiere, para su asentamiento, de un alto grado de resistencia e impermeabilidad del suelo, sino que solo es necesario remover la capa superficial del terreno, de unos 15 cm de espesor. La extensión del dique es de aproximadamente 8 km. Sin embargo, cabe señalar que debido a sus características de ser plano y uniforme y dadas las grandes extensiones que había que remover, fue necesaria una maquinaria especial que permitiera ahorrar tiempo y dinero en la construcción de los diques. Este tractor, único en el mundo, se llama Big Mike, en honor al técnico que lo diseño y que es capaz de remover 420 metros cúbicos de tierra por hora, gracias a una larga correa transportadora (50metros) colocada sobre dos Carterpillar. En uno de los extremos de la correa un cargador remueve la tierra y las descarga por el otro.

Los módulos son heterogéneos, en cuanto a su forma, tamaño y profundidad, puesto que en cada caso deben aprovecharse las características topográficas, fisiográficas e hidráulicas, particulares de cada sector.

De tal manera, nos encontramos con que cada módulo presenta fluctuaciones específicas en su nivel de embalse, que puede aumentar por la escorrentía, por la caída de lluvia, por el derrame ocasional de algún caño, o por aquella proveniente de otro módulo. Precisamente, debido a estas fluctuaciones, es que cada embalse, por razones de seguridad, requiere de un sistema para controlar su nivel de inundación, que permita bajar el nivel del agua cuando es necesario. Este control se logra mediante las compuertas y los aliviaderos; aquellas son estructuras de concreto y madera colocadas en diferentes puntos del dique, que permiten desaguar de inmediato el módulo al siguiente.

Por su parte, los aliviaderos, son modificaciones en el relieve del terreno del embalse que, en condiciones extremas, permiten el flujo del agua retenida en exceso, hacía el caño vecino impidiendo así que exceda su “nivel máximo” de inundación.    

LOS MÓDULOS: UTILIZACIÓN DE UNA TÉCNICA ABORIGEN.

 

Antes de continuar, quisiéramos analizar a la luz de las últimas investigaciones arqueológicas  esta idea de la red de diques, pues todo parece indicar que grupos aborígenes ya utilizaban una técnica muy similar, para incrementar el rendimiento agrícola en las sabanas. Recientes investigaciones llevadas a cabo en los llanos venezolanos sugieren que las sabanas tropicales, a pesar de ser sub-utilizadas en labores del agro, desde antes de la llegada de los españoles fueron asiento, por muchos años, de un numero considerable de pueblos agrícolas, que lograron adaptarse y afrontar el exceso y la falta de agua que cíclicamente caracteriza a los llanos. Entre las soluciones que utilizaron, para mitigar las inundaciones y el drenaje deficiente en esta zona, figuró la construcción de estructuras de tierra, a manera de campos elevados, que tuvieron una finalidad agrícola.

En 1968, en los llanos de Barinas, se descubrieron campos elevados prehispánicos cerca del pueblo del Samán. Son de forma de camellones alargados, organizados en pares y orientados en forma perpendicular al curso de los caños. En el medio de las dos estructuras que forman el par, se encuentra un trecho de sabana abierta. Estos camellones de tierra tenían forma trapezoidal.

Tales investigaciones en nuestros llanos se complementan con estudios similares realizados en África y Asia, sobre la base de que estas obras cumplían diversas funciones agrícolas; unas, de tipo no hidráulico, como sería propender al aumento de la fertilidad por medio de la pulverización y la deposición de materia orgánica, control de las malezas y la erosión y la facilitación de las cosechas.

Sin embargo, su función podría estar directamente vinculada con la que cumple hoy la red de diques en Apure, es decir, la retención de humedad e irrigación. Es posible pensar, que los espacios de sabana abierta que se encuentra entre los pares de camellones, hayan podido servir para retener y almacenar el agua de las lluvias que caen sobre la sabana. Otra función adicional sería, que estos campos se convirtieran en áreas de refugio para numerosas especies animales, permitiendo asó la cría de alguna de ellas. Así, estos aborígenes habrían obtenido, del sistema de campos elevados, no solo los productos agrícolas necesarios para su subsistencia, sino también una fuente necesaria y accesible de proteínas animales. Hacemos una comparación entre una técnica aborigen ideada y puesta en práctica hace cientos de años, con una solución moderna al mismo problema, para ejemplificar como muchas veces podemos utilizar la experiencia acumulada por aquellos antepasados nuestros para resolver problemas actuales.

Como vemos, en este caso el principio utilizado fue el mismo, ya que la única diferencia entre ambas soluciones radica en el hecho de que hoy contamos con una avanzada tecnología, mientras que aquellos solo tuvieron a su alcance la fuerza física, su creatividad, su conocimiento milenario de la naturaleza, unido a su amor y respeto a ella, elemento que nosotros debemos rescatar y poner en práctica en el proyecto de los módulos.

 

UN LABORATORIO NATURAL.

Después de haber especulado sobre como los aborígenes llegaron a controlar las inundaciones, veamos como nosotros, en la actualidad, llevamos a la práctica la idea de la red de diques.

En la teoría, el proyecto de los módulos en Apure parecía factible, pero la composición debía ser comprobada mediante ensayos en un laboratorio natural, que permitiese estudiar cual era la mejor forma para el manejo del agua almacenada, el comportamiento de los suelos, el rendimiento y calidad de los pastizales, el control de las posibles alteraciones del ecosistema y cualquier otro factor que pudiera incidir en el proyecto. Para ello, en 1971, se construyo una red de diques en Mantecal, estableciéndose lo que posteriormente se conoció como Módulo Experimental de Mantecal. Se escogió esta zona para iniciar la experiencia, porque su ubicación geográfica, en el centro del alto Apure, era la más adecuada para los objetivos de proyecto; presentaba comunicación vial con Achaguas y San Fernando, y además, existían productores con rebaños pequeños y no había necesidad de comprar grandes extensiones de terreno, porque en su mayoría, eran ejidos.

  El fin último de las investigaciones era establecer las condiciones para lograr la mayor productividad de forrajes y ganado en las sabanas. En este sentido, se llevo a cabo una serie de estudios en el área de la edafología, ecología, productividad de forrajes, climatología, y la producción y sanidad animal. En el área de ecología, el grupo del Instituto de Zoología Tropical, de la Facultad de Ciencias de la U.C.V.,  viene realizando, desde 1973, un conjunto de 27 proyectos de investigación, 9 de los cuales están financiados por el CONICIT, y han aportado valiosos elementos para la interpretación de la dinámica ecológica de los llanos de Venezuela, y en particular el área de Mantecal.

Los resultados de todos estos estudios, motivaron la creación de otros módulos dentro de la misma área, completándose hasta ahora 426.000 hectáreas

MÁS Y MEJORES PASTOS.

Estas investigaciones en Mantecal, permitieron que en las sabanas, dentro del módulo experimental, hubiese una mayor producción de pastos, en comparación con las sabanas no tratadas o muestras testigo. Además, los pastos producidos en el módulo resultaron más palatables y digeribles que los encontrados en las sabanas naturales – aun siendo de la misma especie --, con lo que se demostraría que con los forrajes autóctonos, con un manejo adecuado, pueden incrementar su calidad y rendimiento.

A la salida de las aguas en el módulo Experimental se realizó una prueba de producción de forrajes, utilizando la técnica denominada “henificación mecanizada”. Se determino así una producción de 3 toneladas de heno por Ha., con la ventaja de que el pasto cortado, lograba recuperarse en aproximadamente 20 días – en condiciones tales – que podría ser utilizado por los animales en pastoreo directo. Estos estudios indican que en ciertas épocas del año, el Módulo puede producir heno para la venta o para almacenamiento, sin detrimento del forraje disponible para los animales en pastoreo. Aprovechando esta condición, ciertas zonas del módulo, con abundante forraje, podían sobrecargarse de animales en un momento dado.

Sin embargo, como aspecto negativo, debemos señalar que el cambio ecológico introducido favoreció el crecimiento de algunas malezas indeseables, que llegaron a formar colonias más o menos numerosas, y ocupan áreas bien localizadas en la sabana. Lograr el control de estas especies es de gran importancia para el funcionamiento de los módulos y este sentido se considera factible que pueda hacerse mediante la regulación de los niveles de inundación y el pastoreo.

LAS INUNDACIONES DEBEN SER GRADUALES.

Con estos estudios quedó comprobado que la inundación violenta tiene un efecto negativo sobre el crecimiento de las gramíneas, pero en cambio, cuando los niveles son alcanzados de forma lenta y gradual, las plantas van desarrollándose vigorosamente, de ahí que el tiempo de inundación del módulo resulta determinante.

También se observó que, en su crecimiento, las gramíneas desarrollan una gran cantidad de estolones y raíces que, al entremezclarse, conforman una mas de materia orgánica de lenta descomposición en el agua, pero cuando se provoca un descenso rápido esa masa se deposita en el suelo y su degradación suministra el suficiente nitrógeno, favoreciendo el crecimiento continuo de forrajes de alto valor nutritivo.

REFUGIO DE FAUNA SILVESTRE.

Otro de los aspectos que llaman la atención en el Módulo Experimental, es que se ha convertido en un refugio natural de muchas especies de fauna silvestre llanera. Es realmente asombrosa la cantidad de aves, principalmente patos y garzas, así como babas, peces y chigüires que allí se reúnen. Esta variante, abre amplias perspectivas para una explotación complementaria de dichas especies, ya que brindaría un aprovechamiento más integral de la zona. También, el nuevo habitad formado pude ser apropiado para introducir especies diferentes a las silvestres, tal el caso del búfalo. Como sabemos, este es oriundo de las regiones pantanosas y semipantanosas del Asia y, en consecuencia, su adaptación al área del módulo no constituiría problema alguno. Se ha demostrado que en condiciones ecológicas caracterizadas por alta humedad y difícil drenaje, el búfalo supera al ganado criollo y al mestizo cebú, en lo que se refiere a la producción de carne y leche. Sin embargo, su utilidad y rendimiento deben ser evaluados con algún cuidado.

 

GRANDES CAMBIOS ECOLOGICOS QUE REQUIEREN UN CUIDADOSO MANEJO.

 

Como hemos visto, los resultados de las investigaciones preliminares indican que, mediante el programa de módulos, es posible la recuperación de las tierras del alto Apure, lo cual significaría la incorporación de más de un millón de hectáreas a la producción intensiva, no solo de ganado bovino sino también de otras especies, tanto silvestres como domesticas. Sin embargo, debe tenerse presente que el desarrollo del programa y el manejo hidráulico del área, están produciendo modificaciones radicales en el sistema ecológico, transformándolo en un ecosistema relativamente cerrado y bastante complejo, cuyo comportamiento y baja estabilidad, si bien ha sido estudiado, permanece todavía parcialmente desconocido. Estas modificaciones habrán de servir para mejorar la calidad de los recursos de la zona y permitir su utilización más racional, pero un manejo inadecuado, podría conducir a su destrucción. A título de ejemplo, baste señalar que se ha observado que el funcionamiento de los módulos sin un control adecuado, ha originado la disminución de la producción vegetativa temporal de importantes áreas.

UN PLAN INTEGRAL.

Esta situación hace necesario que, conjuntamente con el programa de módulos, se desarrollen sistemas de producción adecuados que permitan su eficiente utilización y a la vez garanticen la conservación del ecosistema.

  En la actualidad, los productores del área utilizan sistemas rudimentarios y tradicionales, con técnicas de manejo de ganado primitivas y uso extensivo e irracional de la sabana, todo lo cual se agrava porque los campesinos –de bajo nivel de educación—carecen de la capacidad necesaria para manejar sistemas técnicamente complejos, como sería el de la producción bajo el sistema de módulos. Es necesario entonces, emprender investigaciones que permitan suministrar la información básica del comportamiento del  sistema, proponer técnicas y prácticas de manejo y definir los medios de producción que deben ser la base de funcionamiento de los módulos, para luego difundirlo entre los usuarios.

Pero además, el éxito de este proyecto depende, en buena parte, de la definición de las formas de propiedad de la tierra, que permitan mejorar y aumentar el nivel de vida del mayor número posible de campesinos. Por ello, ya no se habla solamente del control del ciclo inundación-sequía, sino de un estudio global que brinde reales alternativas de desarrollo para la región.

En este sentido, toma forma el “Plan Integral de Aprovechamiento y Producción de los Módulos de Apure” que abarca los aspectos físico, social, agroeconómico, sanitario y ecológico, y en donde se proponen los siguientes objetivos: aumentar la producción y productividad de la ganadería bobina, sanear y recuperar las tierras, mejorar las condiciones adecuadas para su estabilización,  lograr una justa distribución de los ingresos, incorporar al Estado Apure al proceso productivo de país, profundizar en el conocimiento de la región Apureña, lograr el saneamiento ambiental integral de la región y conservar y proteger los recursos naturales.

En este Plan Integral participan Los Ministerios del Ambiente, de Agricultura y Cría y Sanidad, el Instituto de Zoología Tropical, Facultad de Ciencias de la U.C.V, y La Universidad de Los Llanos.

Ahora bien, a pesar de la intensa tarea que vienen desarrollando estos organismos, no existe coordinación en los trabajos, lo cual trae como consecuencia dispersión de la información y una inútil duplicidad de esfuerzos. En este Sentido, el CNICIT “esta organizando unas jornadas de evaluación” que permitirán a los distintos organismos, intercambiar información sobre la tarea científica que se ha llevado a cabo hasta el presente, a la vez que realizar una evaluación de los resultados obtenidos a la luz de los objetivos propuestos inicialmente.

 

BIBLIOGRAFÍA. 

 

  • Comisión para el Desarrollo Integral de los Módulos de Apure. CODEIMA (1974). Plan Integral de Aprovechamiento y producción de los Módulos de Apure. MOP/MAC/SAS/. Caracas.
  •  Jornadas de Formulación del Programa Integral de los Módulos de Apure. Agosto. 1976. Documento final.
  • Revista Ambiente. (1978) marzo, Nº 10.

 

 

 


 
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