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Paleoclima del pleistoceno tardío en el Caribe y regiones adyacentes. Schubert C.

PALEOCLIMA DEL PLEISTOCENO TARDÍO EN EL CARIBE Y REGIONES ADYACENTES: Un intento de compilación:

 

FUENTE: SCHUBERT, Carlos ( 1986). Centro de Ecología, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.

 

Resumen: Una compilación de los indicios paleoclimáticos más importantes sugiere que el clima, en general, durante el Último Máximo Glacial (hace aproximadamente 18 000 años ap) en el Caribe y regiones adyacentes de América Central y del Sur, debido a la cantidad de datos disponibles se pueden diferenciar muy tentativamente dos zonas de climas contrastantes: una de aridez extrema y una de humedad mayor que la actual en esa zona, que comprende la cuenca del Lago de Maracaibo, el norte de Falcón y las Antillas Holandesas de Sotavento. En el resto de la región se estima que existía un clima de sabana; los límites de las zonas ecológicas altitudinales eran inferiores en cientos de metros y su extensión vertical era menor que en la actualidad debido al aumento en el gradiente de temperatura.

 

INTRODUCCIÓN

Recientemente, se ha avanzado significativamente en la interpretación de los indicios paleoclimáticos  cuaternarios, particularmente en las regiones tropicales. Estas regiones se consideraban tradicionalmente como  regiones" climáticamente' "estables",  las cuales durante las épocas glaciales que afectaron las latitudes medias y altas, se mantuvieron climáticamente benignas y, en  consecuencia allí  se originó la inmensa variedad de especies y animales (Colinvaux, 1979). Sin embargo, en los últimos 20 años se han acumulado  numerosos indicios de que los trópicos también fueron afectados por fluctuaciones climáticas importantes durante las épocas glaciales

Estas fluctuaciones no involucraron  avances glaciales comparables a los de las latitudes medias, sino, más bien, cambios  en la precipitación  y en consecuencia, en las condiciones hidrológicas (Fairbridge, 1970; Garner, 1975; Sarnthein,  1978). Esta  nueva concepción  paleoclimática, tropical generó la hipótesis  de los “refugios” biológicos (Fig. 1), zonas restringidas  en las cuales sobrevivió, la rica fauna y flora tropical durante los climas más severos de las épocas glaciales (Prance, 1982). Actualmente, las investigaciones sobre paleoclimatología  tropical hasta la fecha, poco concluyentes se centran en la localización de estos “refugios” (Van der Hammen, 1982)

 

En este intento de compilación trataremos de establecer la paleoclimatología de la región del Caribe durante la última época glacial, con base en los indicios publicados, tanto marinos como continentales, y algunos indicios nuevos. Cada uno de ellos tiene un valor paleoclimático puntual: esperamos que la interpretación del mayor número posible de datos puntuales nos revele un panorama paleoclimático general.

 

PALEOCLIMATOLOGÍA GLOBAL DURANTE EL ÚLTIMO MÁXIMO GLACIAL

Como Último Máximo Glacial (UMG) se considera el máximo avance de Los glaciares dé la Glaciación Wisconsin, Wurm o Weichsel (según la región estudiada; Fig. 2), el cual culminó hace aproximadamente 18 000 anos ap (CLIMAP, 1976). Las condiciones globales durante el UMG se diferenciaban de las condiciones  actuales en:

1)      Una extensión y volumen mayores de los glaciares continentales.

2)  Una depresión del nivel del mar y una disminución en el área de la superficie oceánica.

3)      Un aumento de  la cobertura de hielo en los mares de las latitudes altas.

4)      Un  aumento  del albedo, o reflectividad superficial de la Tierra y

5)      Una disminución en la temperatura superficial de los océanos  (CLI.MAP,  1981).

  En el momento del UMG (Chorley et al;1984:539), las temperaturas globales eran entre 3 y 6°C menores que en la actualidad; el nivel del mar estaba deprimido  en por lo menos 85 m; las grandes capas de hielo excedían  los 4 000 m de espesor en la Antártida y 3 000 m en el Hemisferio N, el hielo marítimo era mucho más extenso que hoy en día y se producía una inmersión  de agua fría en el Atlántico y en el Pacífico; el gradiente  de temperatura era mayor  a lo largo del frente polar el cual estaba desplazado hacia el Ecuador; las células de alta presión tropical se encontraban aproximadamente en sus posiciones actuales, los continentes eran mucho más fríos y secos que hoy en día, con sabanas, estepas y desiertos que crecían a expensas de los bosques y en particular, los trópicos eran muchos más áridos que en la actualidad con la presencia de  bosques húmedos solamente en forma de remanentes muy restringidos ( refugios Fig. 1) dentro de un área extensa de sabanas.




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


En las figuras 3 a 6 se muestran las condiciones globales  y del continente americano durante el UMG, según algunas interpretaciones recientes están basadas principalmente en el análisis  de microorganismos en sedimentos marinos abísales (CLIMAP, 1981) y en el caso de Heine (1977), incluye datos continentales.

En estos mapas se nota claramente la migración hacia el S y N, y la contracción latitudinal de las diferentes fajas ecológicas globales durante el UMG. Debemos tener muy en cuenta que estos mapas representan una interpretación  muy preliminar y que adolecen por lo menos de los siguientes problemas ( Bradley, 1985, 410-413):

1)    Una calibración frecuentemente deficiente entre indicio paleoclimático  y el clima real que representa

2)    Fechados absolutos y relativos  frecuentemente poco precisos 

3)    Una distribución geográfica no uniforme  de los datos.

 


 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Rind y Peteet  (1985) realizaron un análisis crítico de los dalos usados por CLIMAP (1981) y su relación con datos paleoclimáticos terrestres, y concluyeron que, dependiendo del modelo utilizado, la temperatura  promedio del aire superficial  durante el UMG podría ser 5 a 6 °C menor  que la actual.  Sin embargo  es probable que los cambios sugeridos puedan ser utilizados en forma general  la nueva etapa en las investigaciones paleoclimáticas es la de documentar en detalle los cambios en una zona específica e integrarlos a estos mapas globales, y modificarlos según sea necesario







 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 








 

PALEOCLIMATOLOGÍA DEL CARIBE

 

Los principales .indicios de un clima distinto durante el UMG en la región del Mar Caribe y regiones adyacentes de América Central y América del Sur, pueden ser clasificados en geomorfológicos, sedimentológicos, pedológicos y paleontológicos. Entre los primeros se encuentran la morfología glacial por debajo del piso glacial actual, los drenajes anómalos, los complejos de raudales en los ríos de tierras bajas, la variación en las condiciones hidrológicas de ríos y lagos, y las terrazas fluviales. Entre los indicios sedimentológicos se encuentra campos de medanos inactivos, abanicos aluviales y aluviones colgantes, morrenas y otros sedimentos glaciales por debajo del piso glacial actual. Los indicios pedológicos incluyen  paleosuelos por debajo los suelos en formación, turbas relictas, y lateritas y arenas podzólicas en zonas de salva húmeda y sabanas, respectivamente. Los indicios  paleontológicos consisten principalmente  en la presencia anterior,  basada en estudios  palinológicos de una vegetación muy distinta y en  los análisis micropaleontológicos de núcleos de sedimentos submarinos.

A  continuación describiremos brevemente todos estos indicios por regiones geográficas y trataremos de integrarlos y evaluarlos en  función de las diferentes reconstrucciones paleoclimáticas. Los datos se presentan gráficamente en la figura 7 diferenciados en tipos de indicios y confiabilidad en su interpretación paleoclimática y edad.

 

Cordillera de la  Costa y los Andes

Los Andes están formados (en este contexto) por los extremos septentrionales de las tres

Cordilleras colombianas (Occidental,  4200 m; Central, 5200 m;  y Oriental, 5500 m),  Los Andes venezolanos  (5002 m), la Sierra de Perijá (3 600 m) y Nevada de Santa Marta (5600 m). La Cordillera de la Costa está formada por la cadena montañosa más septentrional de Venezuela, a lo largo de la costa central  y oriental de ese país (elevación máxima: 2365 m)

Garner (1959) relacionó la textura de sedimentos en montañas tropicales con el clima, basándose en ejemplares modernos de la Cordillera de la Costa venezolana y los Andes de Ecuador y Perú.  La meteorización  húmeda genera sedimentos clásticos finos, los cuales son protegidos de la erosión fluvial y eólica por la cobertura vegetal la meteorización árida, en cambio, genera sedimentos de grano grueso, los cuales tienden a ser depositados dentro de la región árida, debido a la ausencia de competencia fluvial para removerlos.  En consecuencia los sedimentos generados y depositados bajo climas áridos frecuentemente  no son removidos por los procesos bajo climas húmedos posteriores, lo cual se denominó "retraso sedimentario" (en inglés; sedimentary laq). La existencia de remanentes de grandes  rellenos aluviales en los Andes en forma de terrazas espectaculares; fue explicado por Garner (1959) como el producto del retraso sedimentario, grandes masas de sedimentos de grano grueso depositados bajo climas áridos y cortados, y removidos parcialmente durante climas más húmedos posteriores. Una conclusión similar que apoye esta hipótesis fue obtenida en estudios sobre terrazas aluviales en los Andes venezolanos (Tricart y Millies- Lacroix, 1962; Schubert y Valastro, 1980). En los Andes venezolanos del N, dentro de una secuencia de cuatro terrazas, una fue fechada en forma preliminar como perteneciente  la parte meda de la última época glacial (aproximadamente 53000 años C-14 ap). En la Cordillera orientadle Colombia se han descrito complejos de terrazas aluviales similares (Julivert, 1959): Lecarpentier, 1971.

En la parte alta de los Andes venezolanos, en la zona de los páramos, se encuentran dos niveles de sedimentos morrénicos, uno más antigua 2600 – 2800 m  de elevación y otro más joven, a 3000-3500 m (Schubert, 1979). Estas morrenas frecuentemente cierran la salida de valles glaciales, en los cuales se encuentran todos los indicios  clásicos de la erosión glacial alpina: rocas aborregadas y con  forma de lomo de ballena, estrías y surcos, escalones rocosos y circos rellenados por turberas o lagunas. El piso glacial actual comienza aproximadamente a los 4800 m; entre piso y las morrenas, a 3000m, está la zona periglacial.

El avance glacial más joven ha sido fechado en más de 13000 años. C-14 ap (Salgado Laboriauet., 1977). En la Sierra de Perijá se han descrito circos y restos de monarcas, aproximadamente entre 3000 y 3100 m Schbert, 1979). En Sierra Nevada de Santa Marta ( Colombia) se han descrito tres niveles de glaciación: el más antiguo, formado por restos de morenaza aproximadamente 2800 m de elevación; uno principal ( Estadio  Maman canaca), por encima de 3300 m, formado  por morrenas laterales espectaculares; y un estadio joven, por encima de 4500 m,  consistente en morrena de retroceso (Gansser, 1955)



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la Cordillera Oriental, Van der Hammen  (1980/1981) describieron por lo menos cinco niveles de morrenas (entre aproximadamente 2200 y 4500 m) en  la Sierra Nevada del Cocuy. Estos autores  legaron a la conclusión de que el máximo avance de los glaciares durante el UMG tuvo lugar antes de 25 000 años ap, o se es anterior al máximo de aproximadamente 18000 años ap reconocido globalmente llegó a elevaciones de 3 000 a 3 400 m. Análisis polínicos Sugieren que entre aproximadamente 21 000 y 13 000 años ap el clima en la laguna de Fúquene (Cordillera Oriental) era seco Van Geel y Van der Hammen 1973). Estudios paleopedológicos sugieren que durante el Pleistoceno Tardío existieron varias fases áridas en la Cordillera Oriental (Folster y Hetsch, 1978).

En la Cordillera Central, en el complejo volcánico de Ruiz-Tolima, durante la máxima glaciación (UMG) los glaciares bajaran hasta aproximadamente 3200 a 3600 m, y la de glaciación comenzó antes de 13 800 años ap (Herd, 1974). La línea de nieves descendió aproximadamente 1 000 m alrededor de 15000 años ap. Estudios paleopedológicos en las Cordilleras Central y Occidental sugieren un clima árido durante el Pleistoceno Tardío (Folster el al., 1977).

Recientemente, se descubrieron aluviones colgantes, en el flanco N  de la Cordillera, de la Costa (Schubert, 1985). Estos aluviones  sepultados bajo la selva nublada, rellenaban los cauces de las quebradas y ríos, y han sido interpretados como   remanentes

Debido a retardo sedimentario, de conglomerados depositados bajo un clima árido.

 

Lago de Valencia

El Lago de Valencia ocupa una depresión tectónica en la parte central de la Cordillera de la Costa venezolana. En el subsuelo .de este lago se encuentran más de 100 m de sedimentos lacustres y fluviales, los cuales registran por lo menos cuatro ciclos de rellenado y desecación del lago (Schubert,1980).

El análisis palinológico y radiocarbónico de un núcleo sedimentario de 7,43 m de longitud, obtenido en la parte central del  Lago, reveló que antes de 12930+/-500 años C-14 ap el lago no existía, y entre esta fecha y aproximadamente 11500 años ap . Era un pantano o una laguna intermitente (Salgado-Labouriau, 1980); hoy en día el lago cubre una superficie de aproximadamente 300 km2 y tiene una profundidad máxima de algo menos de 40 m. Esto sugiere que el clima a finos del Pleistoceno en i la región era árido y en la cuenca existían  sabanas y bosques espinosos; la selva nublada, la cual ocupa los flancos de la cuenca, hoy en día, solo llegó a principios del  Holoceno. Estos resultados están apoyados por estudios geomorfológicos y sedimentológicos (Peeters, 1984). [Nota: donde +/— -__ = + _

 

Los Llanos

Entre los Andes de Colombia y Venezuela,  la Cordillera de la Costa y el  Escudo de Guayana, se encuentra una región de bajo  relieve y baja elevación (en general por debajo de 300 m), conocida como Los Llanos. En esta región se han detectado grandes campos de medaños fósiles, fácilmente reconocibles en fotografías áreas e imágenes de satélite (Tricart., 1974, 1975, 1985; Roa, 1979; Khobzi, 1981). En general, estos médanos están erosionados y cubiertos por vegetación sabanera; forman una sucesión de medaños parabólicos (en parte barjanes) y longitudinales, orientados en dirección  NE-SW, paralelos a la dirección actual de los vientos predominantes en la estación seca. Las colas de las dunas parabólicas sugieren un desplazamiento de varios kilómetros y la granulometría sugiere que la de los sedimentos fue homogénea y estable.  Análisis por activación de neutrones

Herrea y Heurtebise, 1974) sugieren que la arena de los  médanos tiene dos fuentes distintas: una en la zona nororiental de Venezuela y otra en el Escudo de Guayana, en la zona suroriental  La edad de los médanos aparentemente es Pleistoceno Tardío, según lo sugieren los fechados radiocarbónicos de paleosuelos por debajo de los medanos ( 11 1OO+ /-450 y 12300+/-500 años C-14 üp (Roa, 1979). En, los Llanos occidentales se encuentran varios niveles de terrazas aluviales, así como abanicos aluviales, pleistocénicos (Gooen, 1964; Trican y Millies-Lacroix, 1962).

Este tipo de sedimento, comúnmente formado por conglomerados, ha sido explicado como un producto de sedimentación  torrencial bajo un clima más árido que el actual, en combinación con la tectónica en, los valles internos de los Andes (Tricart y Millies Lacroix, 1962; Schubert y Valastro, 1980),

 

El Escudo de Guayana

El Escudo de Guayana comprende dos afloramientos  de rocas principalmente precámbricas, N y NE del Río Amazonas. Esta región, como parcialmente parte de la cuenca amazónica, ha sido objeto de muchas especulaciones paleoclimatológicas,  pero de pocos estudios detallados hasta épocas muy recientes. En particular, han sido postulados numerosos "refugios" biológicos durante los períodos de aridez pleistocénica (Prance, 1982). En la Fig. 1 se muestran tres ejemplos de “refugios" en el N de América del' Sur.

Los estudios palinológicos en algunos de estos refugios (área costera y de Rupunumi, Guyana, y Los Llanos orientales de Colombia) no han confirmado la existencia de estos refugios Van der, Hammen, 1963, 1974. 1982; Wijmstra, 1971; Wijmstra y Van der Hammen, 1966). Estudios geomorfológicos han demostrado la existencia  de drenajes anómalos en los ríos y la presencia de raudales y terrazas a los largo de ellos, todos los cuales han sido interpretados como indicios de un clima más árido, propicio para la sedimentación de aluviones y poca competencia del caudal de los ríos) (Bakker. .1968: Garner. 1960: Krook, 1970; Zonneveld. 1972; Tricart, '1975).

Edén (1974) describió lo que parecen ser "refugios" de sabana dentro de la selva  amazónica; estos "refugios" fueron interceptados como remanentes de una cobertura de sabana más extensa anterior mantenida parcialmente en la actualidad por la quema. Recientemente se han realizado estudios preliminares sobre sedimentos cuaternarios en el Escudo Guayana.  En las cimas de las mesetas guayanesas (formadas en cuarcita precámbrica del Grupo Roraima,  se encuentra una capa discontinua  y delgada (menos de 3 m de espesor) de turba. Las edades radiométricas obtenidas sugieren que esta turba, la cual está  en proceso de formación bajo el clima actual (muy húmedo), comen/ó a formarse en el Holoceno Temprano (5 100+/-90 a 6 000+/-80 años C-14  ap; Schubert  y Fritz,  1985). En las  sabanas circundantes (Gran Sabana) encuentran depósitos aluviales en el pie de monte de las méselas. Estos aluviones, compuestos de conglomerados de cantos y bloques de cuarcita, diabasa y jaspe del Grupo Roraima, descansan discordantemente sobre rocas de este grupo y están cortados en terrazas (hasta cuatro niveles, desde 1 hasta más de 30 m) (Schubert, en prensa a y b).

En un placer diamantífero cercano al cauce medio del Río Caroní, Briceño (1985) obtuvo una edad radicarbónica de aproximadamente 8 000 años ap en la base del depósito aluvial. Estos resultados sugieren que antes del Holoceno Temprano, el clima de  esta parte del Escudo de Guayana favoreció  erosión mecánica de las mesetas, y la deposición de aluviones, y no favoreció la formación de turba. Esto se interpreta como un 'indicio de aridez durante el Pleistoceno Tardío-Holoceno Temprano.

 

Antillas Menores y Costa Norte de Amanea del Sur

Las Antillas Menores en este .trabajo se -definen como todas las islas, comprendidas .a lo largo del arco volcánico-sedimentario que forma el borde oriental del Mar Caribe y las islas frente a la costa N de América del Sur, entre Puerto Rico y Aruba.

En las islas  de Aruba, Curazao y Donaire se han descrito indicios conflictivos con respecto a la paleoclimatología cuaternaria. Por un lado, Wilhelmy (1954) y Zonnoveld (1968) describieron la existencia de arroyos profundos bien desarrollados, los cuales sugieren un clima más húmedo anterior al actual.

Westerman (1931) mencionó la existencia de pequeños depósitos de turba en las islas de Aruba y Bonaire, cuya formación se atribuye a un clima más húmedo. Por otro,  lado Buisonje (1974) escribió abundantes  depósitos sólidos en estas islas, los cuales están aparentemente estabilizados y sugieren un clima más árido que el actual. Ninguno de estos indicios ha sido fechado en forma absoluta, excepto que los depósitos  cólicos cubren parcialmente las terrajas coralinas más jóvenes que afloran en islas (aproximadamente 130000 años ap; Schubert y Szabo, 1978). En la región de la costa de Falcón, el Golfo de Venezuela y la Península de la Guajira, se han hallado otros indicios de mayor humedad pleistocénica tardía: (1) restos de megafauna (Bryán, 1973), también en Curacao Hooijer, 1962); (2) agua "fósil" en acuíferos, fechada por radiocarbono .(Tamers, 1966, 1967); y (3) la presencia de costras calcáreas en la Península de la Guajira (Wilhelmy, 1954). Por otro lado, indicios geomorfológicos sugieren que, durante la depresión en el nivel del mar durante el UMG, el Lago de Maracaibo era una cuenca y el canal de conexión con el Mar Caribe fue excavado bajo condiciones más áridas que las actuales (Sarmiento y Kirby, 1962). Graf (1969) sugirió que los estadios glaciales correspondían a épocas de mayor humedad en la cuenca del Lago de Maracaibo y el Golfo de Venezuela.

En la isla La Orchila se encuentran restos de médanos cuya superficie está cementada por recristalización de carbonato de calcio y los cuales oscilan estabilizados por vegetación (Schubert y Valastro, 1976). Es tos restos se encuentran sobre una terraza  coralina cuya edad os de aproximadamente 130 000 años ap. En las islas de Antigua y Barbuda (Antillas  Menores nororientales) se hallaron restos fósiles del buho Atiene  cunicularia  una especie 'típica de regiones xerófilas, en sedimentos atribuidos al Pleistoceno Tardío (Pregill y Olson, 1981). En las islas de Antigua y María Galante, este buho desapareció recientemente.

 

América Central. y México.

Estudios palinológicos en Panamá (cuenca de Gatún) han revolado que entre aproximadamente 35 000 y 11 300 años ap no hubo sedimentación (probablemente debido a !a depresión en el nivel del mar durante el UMG y que 35 000 años la temperatura era aproximadamente  2,50C menor que en esta zona actualmente (Bartlett y Barghoorn 1973). Entre 11 300 y 9600 años ap comenzó la invasión de los manglares, aún cuando todavía se encuentra abundante polen de plantas de altura, sugiriendo que la temperatura era por lo menos 2,5 °C menor que en la actualidad.

En la Cordillera de Talamanca (Costa Rica) existen morrenas, a aproximadamente 3 500 m de elevación, que sugieren un avance glacial importante durante el Pleistoceno Tardío (Hastenrath, 1973). En el valle del Río General se han descrito varias superficies  aluviales (Kesel y Spicer, 1985),  las cuales muestran un desarrollo de suelos progresivamente mayor con la edad. Los aluviones podrían representar una deposición bajo un clima más seco, aunque fueron interpretados (con base en el desarrollo de suelos y el levantamiento cuaternario de la Cordillera de Talamanca) como de origen tectónico bajo un clima húmedo. En los Altos de Cuchumatanes (Guatemala) se han descrito restos de morrenas á aproximadamente 3 500 m (Hastenrath, 1974). En el Departamento del  Peténn, un estudio panilológico en lagos de baja altura (Leyden, 1984) sugiere' que antes de aproximadamente 10 750 años up estos lagos eran ciénagas y estaban rodeados de sabanas. Asimismo, existen indicios panilológicos de la existencia anterior de sabanas en la Península de Yucatán (Toledo, 1982).

En  la Faja Volcánica Transmexicana se han descrito numerosos indicios de glaciación pleistocénica , bien fechados por frocronología y radiocarbono (Heine, 1976), La depresión pleistocenica tardía en el límite climático de las nieves pudo haber sido de aproximadamente 1 300 m. Aunque no se ha podido establecer cuantitativamente la variación en la temperatura y la precipitación, los indicios sugieren una fase de  aridez relativa entre aproximadamente , 30000 y 15000 años up; posteriormente se  han observado indicios de varias fluctuaciones en la precipitación, y después de aproximadamente 9000 años np la precipitación se ajustó a tos valores actuales.

 

Antillas Mayores

Cuba. Recientemente  Ortega y Arcia (1982) publicaron una revisión de los indicios edafológicos (relictos de carbonato, sílice y yeso, y otras; características de los suelos de Cuba) llegando a la conclusión de que todos estos indicios, sugieren una formación  bajo un clima mas árido que el actual, con precipitaciones por debajo de 800 min/año y posiblemente no mayor a 400 mm. Asimismo, la presencia de Fosfatos y depósitos eólicos (también descritos por Ducloz, 1963,  por Shanzer et al., 1975), 1975) apoyan un clima anterior más seco mas Con base en estos dalos, Oricga (1983) presentó en un mapa paleoclimático de Cuba, en el cual muestra que durante la última época  el clima era predominantemente estepa cálida, saheliano, con áreas desérticas; en el oriente y regiones cosieras.  Por otra parte. Rodríguez el al . (1984), en una revisión sobre los hallazgos de desdentados holoceno un Cuba, publicaron una lista de edades radiocarbónicas sin huesos, la  cual sugiere una edad máxima holocena media; la presencia de estos animales podría explicarse por un clima post pleistocenico

 

República Dominicana.

En la República Dominicana se han hallado restos de una glaciación pleistocénica en la Cordillera   Ceniral (Schubert, 1984.) Los rasgos geomorfológicos (restos de morrenas y circos) sugieren una línea de nieves pleistocénicas  entre 2300 y 2500 m de elevación. Consideraciones sobre el cambio en el gradiente de temperatura debido a esta depresión de los pisos (térmicos, sugiere que este gradiente te pudo haber sido mayor a 1 C/100m, lo cual sugiere, a su »e7-, un clima más Árido. En la cuenca del Río Ocoa existe un complejo de terrazas aluviales, las cuales sugieren una deposición torrencial bajo un clima más árido.

 

Puerto Rico

Estudios sobre depósitos de playa sugieren cambios climáticos sustanciales en el Pleistoceno, indicados principalmente por cambios en la composición, cantidad y granulometría de los sedimentos (Carbone, 1980). En la Isla de Mona se han hallado depósitos de guano, en los cuales se detectaron minerales indicativos de un clima frío, así como espeleotemas. Ninguno de estos depósitos ha sido fechado en forma absoluta.

 

Jamaica

Entre los insectos y anfibios actuales hay una proporción mayor de especies de sabana. Esto se ha interpretado como un remanente de especies de climas áridos anteriores (Buskirk, 1985).

 

General

Pregill y Olson (1981) describieron la distribución actual y pleistocénica de numerosos animales en la Florida, las Bahamas, las Antillas Mayores y las Antillas Menores nororientales. Gran parte de estos animales, por ejemplo el búho Athene cunicularia, son característicos de ambientes xerófitos. Su distribución actual es un relicto debido a la desaparición de este ambiente desde finales del Pleistoceno.

 

Regiones Marinas

En las regiones marinas del Caribe, Golfo de México y el borde continental atlántico de América del Sur nororiental, se han realizado numerosos muestreos en núcleos sedimentarios, con el objetivo de realizar análisis micropaleontológicos  y mineralógicos.

Damuth y Fairbridge (1970) publicaron un estadio  pionero, en el cual analizaron mineralógicamente núcleos sedimentarios recolectados en el borde continental al SE del delta del Río Orinoco. En 39 núcleos se encontró la transición Pleistoceno- Holoceno. Las arenas pleistocénicas contenían un porcentaje alto de feldespato (25- 60%) con respecto a las arenas holocenas (17- 20%). Esto se interpretó como una consecuencia de erosión pleistocénica bajo un clima más árido que el actual , el cual no permitió la meteorización. De igual manera, Bonatti y Gartner (1973) encontraron indicios mineralógicos en sedimentos detríticos pleistocénicos en la parte central del Mar Caribe, los cuales sugieren una fuente sedimentológica bajo un clima más árido.

Estudios palinológicos en la plataforma continental al E del delta del río Orinoco (Muller, 1959) indican que la línea de costa estaba muy retirada hacia el E hace 17820 años ap., con un contenido de polen de manglares muy reducido, con respecto a la situación actual.

Los análisis de foraminíferos en numerosos núcleos sedimentarios recolectados en el Mar Caribe, demuestran que durante las ápocas glaciales (p.e., durante el UMG, que hace 18000 años ap.), la temperatura de la superficie del mar era 2-3°C menor que durante los interglaciales (Prell et al., 1976). Una depresión similar en la temperatura durante el UMG fue detectada en el Golfo de México (Beard, 1973).

 

CONCLUSIONES

Esta breve revisión de los principales indicios paleoclimáticos hallados en la región del Mar Caribe y regiones adyacentes, sugiere que, durante le UMG, el clima en toda esta región era más árido que en la actualidad. En el N de América del Sur se han acumulado gran número de indicios, los cuales permiten diferenciar muy tentativamente dos regiones (Fig. 7): una con una aridez extrema (los llanos de Venezuela y Colombia), relativamente bien fechada, y otra con un clima más húmedo que en la actualidad (cuenca del Lago de Maracaibo, N de Falcón y las islas de Aruba Curacao y Bonaire), sin fechas absolutas confiables durante el UMG.

El resto de la región estudiada muestra indicios de aridez muy puntuales, por lo que se dificulta realizar diferenciaciones de rango de aridez. Se estima que, en general, existía un clima de sabana, con épocas de aridez y humedad alternantes bien definidas. Los límites de las zonas ecológicas altitudinales estaba deprimidos en varios cientos de metros y cada zona (en orden descendente estaba comprimida en su extensión vertical debido al aumento en el gradiente de temperatura (aproximadamente 2 a 3° C menor al nivel del mar y posiblemente hasta 6° C menor a grandes elevaciones)

Otro problema muy importante es la falta relativa de fechados confiables. En la compilación se trato de utilizar al máximo aquellos indicios cuya cronología  estuviera bien definida (esto se refleja en la asignación simbólica de confiabilidad; Fig. 7, N° 14). Sin embargo, grandes extensiones solamente han arrojado datos cualitativos con respecto a su edad. La región del Caribe está e su mayor parte sumergida. Por lo tanto, los datos paleoclimáticos en esa parte se limita a análisis paleontológicos, los cuales reflejan básicamente cambios en la temperatura de la superficie del mar.


 
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